Desaprender

No es un tema nuevo. Desaprender es de las capacidades más importantes para un empresario y para cualquiera que se adentre en el mundo de los negocios. En Infocus lo hemos visto mucho, en especial en los cambios de generaciones.

Tuve la oportunidad de apoyar a una empresa que vivía un cambio generacional: los dueños y fundadores cedían el control del negocio a sus hijos, para retirarse. Al principio no entendía porque nos habían contratado pues los dueños parecían querer controlarlo todo. Incluso los procesos más largos y tediosos les parecían perfectos. Y no los culpo. Forjar una empresa desde cero te orilla a ser metódico y ordenado pero muchas veces también te orilla a ser cerrado y a escuchar a pocas personas.

Para los directores fundadores que nos contrataron todas nuestras sugerencias parecían descabelladas y poco prácticas mientras los hijos que estaban por heredar el negocio nos escuchaban con atención y tomaban nota. Ellos también veían en el negocio la necesidad de replantearse los procesos y las decisiones. Algunas políticas tenían más de veinte años sin revisarse y eso puede ser nocivo para cualquier empresa.

La capacidad de retarnos a nosotros mismos, de dudar de nuestras decisiones, de replantearnos una y otra vez una baraja de soluciones nos ayuda a ser más ágiles y menos egocéntricos. Hay que aprender a desaprender, aunque en un primer momento hayamos acertado siempre podemos estar abiertos a otras formas, a nuevos modelos innovadores y a los caminos que las generaciones jóvenes plantean.

Antes de que Infocus pudiera continuar con la transición la empresa decidió pausar el proceso. Los dueños fueron incapaces de soltar el negocio y confiar en sus hijos. Hoy la empresa ya no existe, los hijos terminaron por empezar sus propios negocios y dejar la empresa de sus padres. La empresa en lugar de crecer murió junto con las fuerzas de sus dueños originales. Me entristece pensar que si hubieran hecho un esfuerzo en desaprender hoy podrían continuar su legado con sus hijos.

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