El terrible es un prestigioso eléctrico de banqueta que siempre tiene mucho trabajo pero en cuanto llegas te hace sentir atendido. Le platiqué que hacía una semana había cambiado la batería y hoy batallé para que prendiera el carro y que le echara un ojo. Le llamó a el tigre para que me atendiera, un señor de 65 años que salió con un cable pelado de las puntas, levantó el cofre, puso el cable en los polos de la batería y con las chispas que vió dijo: la batería no sirve.

No puede ser pensé, esa batería la cambié hace una semana, me acerqué otra vez al terrible y le pedí que me mandara a alguien que sí revisara bien que pasaba con el carro. El terrible ahora le llama a Pepe, un morro de unos 27 años que se metió abajo del carro, le revisó que estuviera bien ajustado el alternador, sale y por el cofre le revisa la bobina, las bujías, los fusibles, pone el multímetro en la batería y me dice: la batería no sirve.

Me reí y aprendí tres cosas:

1. Hay diferentes formas de llegar a un resultado
2. El proceso sube o baja la confianza al cliente
3. Si vas con un experto que ha visto y arreglado cientos de carros, hazle caso.

¡Diviértete!
Poncho

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