*Da click y lee este correo con esta canción de fondo: Give a Little Bit – Supertramp*
No puedo dormir de la emoción, Julio siempre me trae los recuerdos de cuando todo comenzó hace 11 años. Renuncié a mi trabajo para hacer lo que me apasiona, lo iba a hacer diferente, con mis reglas, sin reglas. Siempre pensé que este sería el mejor lugar para trabajar del mundo, que iba a formar gente grandiosa que sería mi familia, que iba a transformar la manera de pensar de mis clientes para que fueran más competitivos y que algo podía aportar a la sociedad.
En el camino me di cuenta que esas ideas estaba bonitas y también me di cuenta que jamás había vendido ni administrado algo en mi vida. Y ahí llegó el miedo… ese que hace que hagas cosas que no sabías que podías, que te obliga a decir que sí cuando no sabías lo que eso implica. Que llegarían días de pagar quincenas sin tener un peso en el banco, de sacrificar amigos y novias por estar los fines de semana hasta las 3 de la mañana diseñando proyectos, de tener los primeros 5 años el CV preparado para buscar trabajo por si no funcionaba, por seguir caminos falsos creyendo que vender mucho era mejor, de ver cómo me cerraran puertas por ser muy joven o usar tenis.
Pero esas experiencias me decían que estaba haciendo cosas nuevas y se convertían en aprendizajes, aprender a ahorrar y usar créditos para emergencias, aprender a dedicarte tiempo para ti y para los que te rodean, aprender a vivir en la incertidumbre, ultimadamente, ¿quién tiene algo seguro?, aprender que la confianza es arrogancia, aprender que por encima del dinero está el prestigio y que éste se ve en los resultados y no en los zapatos boleados ni en los discursos incongruentes, aprender que todo siempre es mejor compartiendo en equipo que solo.
Porque lo único constante es la evolución dejaré de aprender hasta que muera. Te comparto lo aprendido, 11 años. Conócenos.
Poncho Mendoza
thebusinessevolution.org